Cuervo del alambrado y el misterio,
pasajero sombrío de la muerte:
va el Pájaro Cadáver, ciego, inerte,
trajeado de noche y cementerio.
En lápidas de mármol ve su imperio,
los huesos de la tierra son su suerte.
La bruma del infierno le despierte
en sogas donde amarre el cautiverio.
Insistes en tocar en mi ventana…
Con alas desplegadas, carcomidas,
que arropan con su gélida caricia.
Y yo, desde la carpa cruel, insana,
convierto todo en negro como un Midas,
en aras del deleite y la inmundicia.
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