Luna y nácar tenía el solar sombrío
de las noches cuajadas de tu esencia
y tus manos con bella pedrería
eran esbeltas
mensajeras de caricias
y tus labios dos rojas frutas frescas
en mi boca escanciaban las delicias.
A lo lejos volaban las palomas
en parvadas bulliciosas
y la vida transcurría siempre airosa
en el valle de rojos flamboyanes.
Y en las calles caprichosas
de baldosas… empedradas
las mujeres caminaban cadenciosas.
Mis tiempos de señales pueblerinas
eran el perfume de los panes
y el sonido de fiestas y marimbas
el preludio de los parques
y el sabroso transcurrir de mil señales
de una vida quijotesca
y sagrados esponsales.
Luna y nácar tenía el solar sombrío
de las nupcias tan sencillas
y las nenas junto al río
que nadaban en corpiño
y en las tardes solariegas
se juntaba el “hombrerío”
a tomar ricas cervezas.
Fueron tiempos de caminos empolvados
de ver a la distancia a cansados peregrinos
y campos para todos florecidos
de las frescas madrugadas
cuando sale el sol en la montaña
y en los nambimbos bien se anuncia
el idilio de los mirlos.
II
Luna y nácar tenía el solar sombrío
de las noches cuajadas de tu esencia
y tus manos con bella pedrería
eran esbeltas
mensajeras de caricias
y tus labios dos rojas frutas frescas
en mi boca escanciaban las delicias.
A lo lejos volaban las palomas
en parvadas bulliciosas
y la vida transcurría siempre sabrosa
en el valle de rojos flamboyanes
y en las calles tan angostas
de baldosas y empedradas
las mujeres caminaban cadenciosas.
Mis tiempos de señales pueblerinas
con perfume de los panes
del sonido de fiestas y marimbas
de las vueltas en los parques
del sabroso transcurrir de mil señales
de una vida quijotesca
y sagrados esponsales.
Luna y nácar tenía el solar sombrío
de las nupcias tan sencillas
y las nenas junto al río
que nadaban en corpiño
y en las tardes solariegas
se juntaba el “hombrerío”
a tomar ricas cervezas.
Fueron tiempos de caminos empolvados
de ver a la distancia cansados peregrinos
y campos para todos florecidos
de lindas madrugadas
cuando sale el sol en la montaña
y en los nambimbos se anuncia
el sonido de los nidos.
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