¿Cómo puedo desgranar los dedos de tu mano
canonizar tus ojos… agudizar tu estirpe?
¿Subir a los candores de aquella tu pupila
Sin lastimar tu cara que en ascuas se redime?
La vida airosa es buena si todo lo embalsama
y mi toque en tu puerta se escucha siempre firme.
¿Qué tienen tus pesares? Dime hoy por favor…
si puedo evidenciar que eres mi morada.
Si hay en tu pecho blanco la huella que enamora
y en tus redondos hombros el sino de mis besos.
La inquieta soledad de aquellas tardes tristes
y el insomnio hechicero recostado a mi lado.
Hoy besaré tus ojos como si fueran niebla
que nunca se disipa o sombra de un pasado.
Regálame tu pelo… la seda de tus manos
y el enjambre rústico de aquella tu quimera.
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