Radiante batallar conmigo mismo,
relámpago de azul, punzante nota,
de injusta sinrazón y el alma rota
resurge mi pasión y el estoicismo.
Simiente de dolor, ese es mi abismo,
bebiendo con placer la amarga gota.
De Dios la imagen que jamás agota
es callado y candente cataclismo.
Distante amanecer, ribera incierta,
plegarias de papel y llantos vanos,
estar unido a ti, esa es mi suerte,
la entrada al corazón por amplia puerta,
el manto del placer, las blancas manos
de dardos inductores a la muerte.
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