Me escudo en la pobreza, soy mendigo,
los roces del amor la sed marchita,
el alba me seduce, resucita
la espiga del dolor, ese es mi abrigo.
No es la riqueza la que mi hambre incita
ni tampoco el poder por hoy persigo,
prefiero como meta un fiel amigo
y no el oropel que sólo excita.
Raído mi chaleco... el alma rota,
de la vida tomé la negra gota,
las heces del placer, camino incierto.
Si en la vida bebí de oscura fuente
me quema hoy el sol incandescente,
espejo y frenesí, es de un desierto.
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