Voy a cantarle al amor
y a sus canciones festivas
a las palabras sagradas
y al pensamiento de honor.
Voy a cantarle a las flores
y a las espigas doradas
a las mujeres galanas
y a todos los resplandores.
Canto de noche y de día
o en la tiniebla que espanta
al despuntar la mañana
con especial alegría.
He de cantarle también
a los cariños ufanos
a las victorias grandiosas
y a mis queridos hermanos.
Mi voz es movimiento
en el campo, en la espesura,
es caudal, tal vez florido
y hojarasca en el viento.
Por eso he de seguir
cantando con emoción
al amor, a la hermosura
y a todo buen sentimiento.
|