Un plagio tan de repente
que Milosz nos evidencia
no tiene gracia ni ciencia
y deja marca en la frente.
Me duele enturbiar la fuente
al decubrir con enfado,
incrédulo y consternado
que el saqueo sea costumbre
que se esparce como lumbre
y quema puerta y tejado.
Bañuelos se porta muy mal
al plagiar ciertos escritos
y al decir "no sé que pitos"
en tremendo vendaval.
Y esa costumbre fatal
de robarse las ideas,
aunque tú no me lo creas
me ha causado desconcierto
al pensar: nadie es perfecto
ni entre guapos ni entre feas.
Cuando copio aquel relato
de internet muy bien escrito
me siento un poco proscrito
por pasar tan mal el rato.
Haré entonces un trato
con Bañuelos el poeta
que busque mejor sus vetas
en las lomas enmontadas
donde están amotinadas
las más conspicuas caretas.
|