Con su peón avanza el estratega
en el tablero de color sombrío,
su rey lo mira con sonriente brío
comer la torre que a la reina siega.
En lo cruento de toda la refriega
mueve al alfil y el deleitoso frío
de la emoción trasciende como río
cuando el rey del contrario se repliega.
Corona el estratega una pieza
y aunque pierde en el lance un caballo
la partida se inclina hacia su suerte.
El ataque más fiero ya lo empieza
con otro alfil en diagonal de rayo
y al enemigo rey… le causa muerte.
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