Así riego el dolor ayer llorado
como hoja seca y muerta
ante el tálamo triste y taciturno
y canto del amor este nocturno
de mi alma traicionera
en lágrimas y llanto deshojado.
Recuerdo del ayer acompasado
la juventud airosa,
la dulce soledad tal vez dispuesta
al toque trepidante de tu puerta
y la pagana diosa
de un tiempo mejor y ya pasado.
Surgiste como nube pasionaria
en la mañana tibia
de religión huraña y concebida
y muy pronto te fuiste de mi vida…
de aquellos mis rescoldos
dejando para mí la fe plenaria.
Te sentí trepidar también en calma
al roce de mis ojos
como devota novia pasajera
y en los pliegues de aquella primavera
mi pecho adolorido
te di escarnecido con el alma.
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