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Por momentos,
salgo a mi propia superficie,
me asomo al horizonte,
y mis ojos se pierden en un punto impreciso.
Surgen así,
las alternativas de la nada,
como queriendo encarrilar
el tren de mi vida,
sujetando entre las vías de hierro mi destino.
¡NO!
me niego rotundamente
¡No quiero ser esclavo de las vías!
o recluso servil de las circunstancias,
¡Quiero ser yo irrenunciablemente!!
sin volver la vista atrás,
sin falsas luces...
Sin aparentar que todo es bueno
sólo con pensarlo,
programarlo,
o decidirlo...
Y no puedo, por menos,
que abrir las puertas de mi casa,
dejar pasar el aire,
y encontrar en ella algún comienzo,
algún paso que dar hacia adelante.
Y mientras esto ocurre,
me surge una evidencia incontestable,
¡que lo que es hoy, hoy no es mi día!
y regreso a mis "adentros",
para dormir mi incertidumbre hasta mañana.
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