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Brindo por ti soberano amor ausente,
que un día has roto mis alas,
y permitiste que mi cuerpo ardiente,
descansara sobre un frio suelo de tablas.
Aquel día,dormi el sueño eterno,
cuerpo y alma silente,
alejada de toda caricia,
llorando por lo inexistente.
Vague por caminos desconocidos,
en mi inconsciencia visité,
aspectros que me esperaban,
yo fría, débil, ellos me acariciaban.
Atrás quedaban deseos vanos,
y volaba por espacios de paz,
llegando el auxilio que no clamaba,
y a la vida sin buscarlo me tornaba.
Con la suavidad de la seda,
me cuidan sin yo desearlo,
me despiertan del delicado estado,
cuando yo queria, todo olvidarlo.
Me hubiera ido para siempre,
donde todo es verdad,
donde no hay envidias,
donde no hay mentiras,
donde el amor es eterno,
donde es cariño la amistad,
y no llega a defraudar jamás.
Pero no podia irme todavia,
volvi a caminar,la herida reciente,
con dolor, sin rumbo fijo,
sin recuerdos y nublada mi mente.
Quizás ahora, los rayos del sol,
se lleve la noche permanente,
y me permita expandirme,
vivir de nuevo mirando al frente.
Olvidar el derrame, alma sangrante,
por algo que no valia la pena,
por un espejismo inutil de amor,
por algo que invalidó mi razon,
llevándome al oscuro abismo,
donde nunca había estado antes.
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