Ya no importa la mudez,
ni un leve guiño recibo,
ya no importa si vivo o
que me borres de soplo,
si dos palabras escribo.
El silencio y distancia,
matan ilusión con sigilo,
apenas me atrevo pensarte,
cuando al sueño me rindo.
Lo que fué hermoso cuento,
que vivi sin yo pedirlo,
ya desgasté sus páginas,
de tanto hojearlo por lindo.
Mas no soy la princesa,
ni el príncipe mi amigo,
solo fué alguien de paso,
cuando el cuento he leido.
Ahora ya no busco cuentos,
en realidad no busco nada,
me dejo ir con el destino,
me abandono a la melancolía,
deseando olvidar y no olvido.
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