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Aún tu saliba perfuma mi piel,
tu sonrisa quema en mis ojos,
mi interior almacena despojos
de tu pasión convertida en hiel.
Mis labios saborean el recuerdo
de la lengua más dulce y sabia,
que inyectaba a mi boca magia,
mientras incendiaba mi cuerpo.
Respiro tu rico aliento todavía,
al esnifar la canela y las rosas.
Tu rostro, dibujado en las cosas
que contemplo y causan alegría.
Y aunque hoy no estás presente,
yo sigo viviendo en tu presencia.
Mi locura me regala tu esencia
para engañar así mi cruel suerte.
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