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Julio Serrano Castillejos


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Las encantadoras posadas del Tuxtla de antes.


En el Tuxtla de la primera década del siglo XX las fiesta de diciembre eran todo un acontecimiento para aquella pequeña sociedad semi burguesa, acompañada de un nutrido grupo de clase media popular, en donde todos compartían de la alegría de las posadas organizadas por los clubes sociales por igual, pues no existían las diferencias de clases.

No eran esos clubes sociales mixtos, pero si exclusivos de damas y me vienen a la mente las del Club 12, posiblemente llamado así al iniciarse con doce señoritas de la sociedad tuxtleca; las llamadas TISPAS, que viene a ser un ingenioso nombre integrado por las sílabas de Trabajadoras Incansables Sindicalizadas Para Atrapar Solteros, en donde participaron mis primas hermanas Magdalena, Julia y María de Lourdes de apellidos Serrano Figueroa. Por ahí vi una fotografía en donde están en el Paraninfo del Icach en una reunión encabezadas por su presidenta, Laurita Pastrana, tomando la palabra al micrófono.

María de Lourdes, mejor conocida como Yuyi, muy inquieta se dio a la tarea de reunir a las señoritas más jóvenes de la época en un nuevo club social al que llamaron Esmeraldas, y ahí participaron las super guapas Elizabeth y Anita Mahar Kanter, María Elena Castillo, Nely Redondo, Marthita Culebro, la Chata Esquinca, Albita Marina, Tere Aranda y seguramente las que quedan vivas de ese grupo me recordarán los nombres de algunas más para agregarlas a la lista con rigor histórico, como debe ser.

No había sitios muy apropiados para hacer los bailes, pero servían los patios de algunos hoteles como El Cano, El Brindis, El Jardín y sobre todo los amplios espacios descubiertos de los dos Palacios centrales, el del Gobierno del Estado y el Federal, en donde se colocaban mesas y sillas para recibir a los invitados y en cada posada las integrantes del club encargado de organizar la fiesta procuraban superar en todo la posada del club anterior, regalando juguetes y llevando siempre las mejores orquestas del momento.
Se colgaban de lado a lado de los patios cuerdas para atar en ellas globos especialmente en verde, blanco y rojo, faroles de papel, serpentinas y focos multicolores. En una ocasión estaba Anita Lara, un día antes de la fiesta adornando con sus amigas ricamente el local y una de las cuerdas de arriba desprendió un pedazo grande de mampostería de la parte alta del Palacio de Gobierno, cayéndole en la cabeza. Los médicos de la localidad, no se atrevieron a intervenirla quirúrgicamente pues tenía los pasadores de pelo incrustados en el cráneo. Mi padre, don Julio Serrano Castro, consiguió los medios para trasladarla a la ciudad de México en una ambulancia aérea y allá la salvaron los médicos.

Un día se presentó mi prima hermana María de Lourdes a la ciudad de México a nuestra casa y le dijo a mi padre:


Julio Serrano Castillejos

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Publicado el: 10-11-2017
Última modificación: 00-00-0000


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