Entre mis brumas he intentado retener
la débil sombra de un infantil anhelo,
la sonrisa limpia, el gesto alegre,
la cartera a cuadros… El fugaz momento
que tarda la cámara en inmortalizar
una imagen que se pierde en el tiempo.
Todavía, grabada en mi memoria,
permanece la luz que el desconcierto
colocó en mi rostro aquella cámara
cuando una tarde, casi sin aliento,
bajé las escaleras de dos en dos,
gritando “¡Voy a la escuela, pronto vuelvo!”
¡Quién me iba a decir que, sin paraguas,
vago hoy, de invierno en invierno,
llevando miles de tesoros heredados
que a penas puedo retener entre los dedos!
De "El desvan sin telarañas" - 2009
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