De silencios me cubro
y ante ellos me descubro,
mutismos cadenciosos,
envueltos en sonidos,
que se enredan en mi pelo,
y que, a la deriva, vagan
entre luces que se encienden y se apagan,
entre hebras de almíbar pegajoso,
entre besos rotos y recuerdos…
Y en la mudez desvanezco y huyo,
presa mi alma en mil enredos,
en sutiles laberintos de palabras
que lleva el viento.
Si las brumas que respiro
sigilo fuesen
y no zarandeasen sin descanso
mi débil aliento,
tal vez los estruendos mudos que escucho
serían, solamente,
callados y reservados silencios.
De "El desván sin telarañas" - 2009
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