Se silencie de una vez el vil sonido,
haga mutis por el foro tu desprecio,
pague ya tu ingratitud el justo precio
por romper, de un golpe seco, el latido
de mis sienes, de mi cuerpo desvalido,
ayer, roble sano, tronco fuerte y recio,
árbol hueco hoy, vaciado en tu ego necio,
humillado por tus palabras sin sentido.
Se silencie ya la insistente melodía
que de tu boca mana, sin compasión.
Se acabe ya, por favor, la cruel agonía,
se destierre de una vez la sinrazón,
muy lejos de aquí. ¡Vete ya, con tu porfía,
donde no te oiga mi pobre corazón!
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