repica el sol rojamente aderezado
en el tajo de la colina oscura poblada de árboles
y las vertiginosas fosas de mi alma
se pueblan de gigantescos pájaros temblorosos
que huyen al repicar de los escalpelos amarillos
que escalan con lentitud de hormigas al zenit
no se esconde tras las ramas el polvoroso viento
infestado de relámpagos ciegos y silenciosos
un celaje tocando un instrumento de cuerdas
relame la inerme inmensidad de la tonsura
empapada de lluvias que caen hacia arriba
navegando en lo febril de un simple naufragio
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