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Vestida de diosa vas caminando por la empedrada calle
presumiendo a solas en las tinieblas de la luz tus labios de coral,
cuerpo de primavera y ojos del pasado
tus pasos endebles zurcen el horizonte sin sentido,
y observo tímidamente que en tus labios de otoño
brota una sonrisa cálida como sol en invierno.
Tus lúgubres ojos rompen el silencio de mi alma marchita
que se arrodilla ante tu silueta evaporada,
vuelas y en tu vuelo llevas el sentir de aquel abril,
tan ausente como tu mirada.
Observo los nubarrones en el espacio inerte
mientras el aire arrastra tu tristeza hacia el infinito, tu figura hecha por suspiros,
mis labios aclaman lastimosamente tu nombre en coro
y a cada gota de agua tu recuerdo viene a mí,
recorro tu cuerpo invisible en el ocaso de tus ojos
y el otoño se aleja dejando el recuerdo de aquel abril…
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