Quisiera no ser humano para no sentir dolor,
ves dilacerar mi herida y no tienes compasión,
vuelves a sacar tu espada y guardarla en mi corazón,
la dejas aquí clavada como palma en playa azul,
mientras tristes vienen los aires de aquel lejano sur.
Esa triste lluvia de estrellas que en mi cielo está cayendo,
así caigo ante ti, pues mira estoy desfalleciendo,
estos arroyos negros que por mi lado descienden
su brisa me sube y lleva a donde el dolor no se siente
Y el dolor de tu mirada, cual crepúsculo al salir,
sale de nuevo tu espada y de nuevo se vuelve a hundir,
con ese movimiento suave el de tus manos benditas
que de nuevo sacan la espada y en mi pecho la depositas.
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