Te invite a observar mi traspatio
Donde las rosas se entrelazan con las nubes
Y los suspiros de los enamorados
Se elevan hacia el infinito.
En donde el tiempo es lo menos importante
Y la esperanza siempre dispuesta;
Donde tus labios mudos musitaron ¡espera!,
Te esperé casi hasta desfallecer,
Pero fue tan grande mi amor hacia ti.
Fue tan enorme mi cariño que como niño obedecí,
Mientras seguía fiel a tu respuesta,
Tan firme como soldado a su patria,
Y falleció la muerte y nunca llegaste;
Hasta que mis cenizas de abono sirvieron a las flores.
Ahora preguntas la hermosura de las rosas
Y no es más que otra cosa,
Que mis cenizas de amor y espera
Cultivaron la esperanza, y un beso tuyo al pétalo de esta flor
Valió la pena la espera, pues a tus benditos labios
Les conocí el sabor.
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