Fui yo el panteonero que cubrió la fosa
aquella en la que sepulté mi sueño
no hubo llantos en la triste despedida
ni siquiera cuando la tierra lo cubría.
No estabas tú porque te marchaste lejos
buscando quizás ignorar todas las penas
obligando al corazón a no mirar la muerte
de todos los momentos felices que vivimos.
Lentamente el cielo se llenó de sombras
y llegó la negra noche al camposanto
en la tumba he dejado una flor y un epitafio.
“Aquí descansan los recuerdos de dos almas
que nunca supieron que su amor se les moría”
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