Después de aquel adios volví la vista atrás
y no eras tú quien se alejaba,
era otra que yo no conocía,
era otra que con furor a mi alma castigaba
con la crueldad de las últimas palabras.
Entonces pregunté ¿ quien es aquella?
¿dónde está la mujer, mi compañera?
mi dulce amada que cogida a mi mano
recorrió distancias en busca de una estrella.
¿Qué ocurrió que sus ojos ya no tienen primaveras?
y pregunté de nuevo; ¿por qué no siento el beso?
ese beso tierno que siempre yo esperaba…
y cada pregunta se perdió en las sombras
ocultando dos lágrimas de incontenible pena.
Es difícil aceptar que todo ha terminado
después que te estreché en mis brazos tantas veces
después de aquel amor que tenía a mi lado
entregando luz en auroras y en atardeceres.
Yo pensé que tú siempre me quisiste,
que fue verdad tu pasión y tu ternura
es por eso que me resisto a que te marches
dejando al irte esta profunda herida.
Prefiero pensar que no eres tú la que hoy se aleja
quiero creer que aquella es una sombra fugitiva
provocada por una horrible pesadilla…
y que despertaré mañana otra vez con tus caricias.
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