Ya la noche ha llegado, y acá en nuestra cabaña
nuestras vidas disfrutan un mundo de esplendor,
mientras que el lago afuera, con sus orillas baña
a las flores que tienen alegría y color.
Estamos, vida mía, disfrutando la vida
que un día decidimos unir ante un altar,
tenemos nuestros hijos y la cena servida
por eso agradezcamos a Dios por nuestro hogar.
Muy pronto nuestros sueños pudimos realizarlos:
estar por siempre unidos hasta la eternidad,
tener a nuestros hijos y por siempre cuidarlos,
y que en nuestra cabaña tengan seguridad.
La luna se presenta para velar el sueño
de nuestros corazones que empiezan a dormir,
has de se tú mi dueña, he de ser yo tu dueño
para vivir alegres y nunca más sufrir.
En medio de la noche se oyen suaves chasquidos
que la leña produce cuando empieza a crujir,
y también amorosos nuestros besos queridos
como notas hermosas se empiezan a sentir.
Nuestros hijos pequeños se encuentran dormiditos,
y afuera en el paisaje de observa el resplandor
de la luna que escucha los besos y "quieritos"
que ambos nos prodigamos por nuestro gran amor.
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Maracaibo, 04/09/08
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