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En este tiempo pase por muchos estados,
muchas situaciones,
dolor, alegría, tristeza.
Lloré, me enojé, grite.
Comencé a dejar de hacer berrinches,
a valorar y ponerle amor a las cosas,
vivir el hoy,
el día y la noche.
Aprendí la epifanía del atardecer
y el amanecer.
Me comencé a sentir segura
en los lugares que antes no estaba presente,
lo familiar, los aromas, los abrazos,
las palabras cariñosas.
No se si crecí,
si maduré
o simplemente
comencé a disfrutar la vida.
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