"No me digas que la luna está brillando;
muéstrame el resplandor de luz en un vidrio quebrado."
Anton Chekhov
Salpicada en cristales de la luz en tu cuerpo,
me provocas, segura: trapecista en la vara,
y desnuda me invitas a la noche que alumbras
sentada sobre el techo, en tu curva plateada
Te cortejan, el mar y el receloso bosque
donde tu pelo azul araña las cascadas
que reflejan las horas de un sol que se arrodilla;
mientras, yo te descubro, entregándome el alma.
Descorres un dosel, pintado de algodones
y Andrómeda te ofrenda galácticos diamantes,
un Pegaso sus alas, de brillantes faroles.
¿Y tú?... untas el vaivén del mangó y el bambú
con el beso guardado del dispuesto galán
que espera y resplandece, con cada madrugada.
Raúl Castillo Soto
7/14/2010
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