Este es un puñado de pétalos rojos
que no quita el sueño a las adormideras,
corazón sin funda busca de reojo
poner viento y proa hacia la carretera.
No hay Hermosillos ni Guadalajaras,
desiertos con cactus ni gasolineras,
ni aire viciado, legaña en los ojos,
son veintiséis años de ondear las banderas.
Esta es una luna de otoño y Chapala
de ojo vidrioso en tardes de tequila,
que no pinta frentes marchitas ni canas.
Este es un racimo de dulce nostalgia
que agolpa las sienes, de noche intranquila,
y que de mirarte se muere de ganas.
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