Como sierpe de plata se desliza
por la herida doliente de la tierra
y es su vientre agitado el que se aferra
a su prisión cuando el mar agoniza
Aún sin sentir temor su piel eriza
cuando muy firme le presenta guerra
algún intruso que su paso cierra
simulando que no le simpatiza
Más nada lo detiene en su camino
ni endurecidos monstruos , ni siquiera
su propia voz gritando un desatino
Y continúa su marcha aventurera
alegremente rumbo a su destino
dejando los despojos a su vera
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