Esa luz que aparece intermitente,
entre los movimientos y las pausas,
entre los sueños y los despertares,
vuelve hoy a sorprenderme,
vuelve a brillar intensa
en mi distraído corazón.
Esa luz me ha dicho hola
y, por ahora, no se aleja.
Intenta quedarse llamando mi atención
y mi razón no la puede eludir.
Esa luz me ha traído,
hoy por fin, la felicidad,
dando volumen y forma a la otrora idea,
a la perpetua utopía, de mi adolescencia.
Esa luz ahora me ha conseguido,
y de una vez por todas
navego en sus haces de amor
hacia su atrayente núcleo,
hacia la fuente pura de su belleza.
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