Soldadera mexicana
combatiste en el ensueño
de cananas bien cruzadas
fuiste reina por tu empeño
de salvar a nuestra Patria
escondiendo muchas balas
en tu seno prodigioso
en la canasta del “rancho”
y en tu falda almidonada.
Te colgabas de los trenes
en Jalisco y en Celaya
y eras fiel a tu marido
y a la guerra soberana
pues peleabas boca abajo
si a la lucha te llevaban
y mandabas al carajo
a los pelones de Huerta
y era tu choza tan blanca
para el amigo la puerta.
Te vi en luchas febriles
de muy lejanas campañas
en diciembre en los abriles
pelear en altas montañas
y llevar a tu costado
por si hiciera alguna falta
el máuser siempre cargado
y en tu rebozo tan blanco
un “chilpallate” enrollado.
No te puedo regalar
soldadera mexicana
de mármol un monumento
ni canciones prodigiosas
pero sí mi sentimiento
y mi amor enternecido.
Vaya a ti mi pensamiento
en este blanco papel
y sean mis letras tan pobres
el recuerdo a tu memoria
tu corona de oropel.
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