Yo pude saborear galanterías
y el néctar de placeres muy mundanos
vivir con alegría
las horas del calor que hoy nos damos
en modernas y audaces simetrías.
Yo supe caminar en la distancia
y en los bosques dormirme sin premura
bajo su sombra de límpida espesura
para soñar despierto
de mi amada su nítida figura.
Yo pude paladear y sin derroche
los besos más sentidos de la vida
y en esa mi verdad reconvertida
osada y muy sencilla
llorar la soledad de cada noche.
Sí, vivir la vida requiere gracia
poner en cada nota los sentidos
andar despacio en todos los caminos
y luego entonces
correr inminencias con sutil audacia.
Yo pude deleitar idolatrías
y las notas mentirosas de la ciencia
y esperar sin coraje y con paciencia
las nuevas dimensiones
de flamantes y valientes cofradías.
Si, gozar la vida requiere audacia
poner en cada hora puntos fijos
al paso de la suerte y los dolores
sin corromper destinos
ni el néctar fragante de las flores.
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