Sueño y luces tenían los arrabales
del tiempo sentencioso de mis días
y en esas mis tinieblas
de noches sin rituales
probé la ensoñación de la porfía.
Tal vez quise soñar la luz temprana
de antojos imposibles
y en mis tiempos febriles y formales
de nueva primavera
fue la mar, calmosa y tan pausada.
Fueron sueños sin rumbo,
tal vez con armonía
y por supuesto en mucho arrebatados…
a veces muy puntuales,
digo… como esperanza en agonía.
Tal vez quise soñar la fe sencilla
la buena y conventual,
la sembrada también como semilla
que nace en la rivera
tan perfumada y que nos da la vida.
Soñar no cuesta nada es fruta venturosa,
se encuentra en los astrales tan dulce, tan cambiante,
es signo de los tiempos… es copa en los vitrales
y flor como granada… de luz en simetría.
Soñar, es visión del tiempo
expresada en las horas mas gratas de la noche,
es nave en la penumbra, en madrugadas,
la ilusión de un sorbo en sobresalto
y la brizna que teje nuestro llanto.
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