No soy un jinete mundano
ni el soporte del cielo en la tierra,
pues con las cuestas me enciendo en el llano
y con el sol se arrebata mi vida y mi suerte.
Cabalgo en el monte y en vano
me subo al copete que encierra
las nieves del Kilimanjaro,
las cruces del tiempo y el campo
y las sombras de una palmera.
Me clavo en el drama, en la espuma
como forma que busca la vida
y dibujo en los sueños la bruma,
en las naves su esencia
y siempre con casta paciencia
el relieve de llamas que prontas me escudan.
No soy un jinete de oriente
ni cabalgo montado en un asno,
yo cabalgo en las fosas del llanto,
en los aires del tiempo mundano
pues me gusta medirle a la suerte
las primicias del tiempo y a la vida
las delicias del paso de un tango.
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