Amanecer sentado como lama
¡ay, pobre de mi!
y sin medir el tiempo
y con ardor metido en la garganta
el cuerpo todo inquieto
el dolor transparente como el agua.
con un sabor agudo y lastimoso
como espina de rosal …
tres almohadas tiradas en la cama,
y yo con vocación de enfermo
mirando de frente
el techo sin remedio
con acidosis y el resuello
sumergido en el colchón
como submarino fantasma…
rumiando la desgracia
del sopor rugiente.
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