No puedo competir con mis miedos
ni con mis soledades
y mucho menos con
la injusticia de los hombres
que administran las leyes.
Me da miedo pensar como persona
pues prevalecen los criterios bestiales.
El éxito ya no se mide por
el tamaño
de sus bondades y se venden
las conciencias
al mejor postor, a cambio de
futilezas y
de oscuras nimiedades.