Si, partirá mi barca prisionera
al final de mi vida tan preciosa
como copo invernal de una rosa
que muere caprichosa en la ribera.
Será de mi partida la primera
señal de elevación espirituosa
para dejar en la lejana fosa
de mis años la vida ya postrera.
Y llevará esa barca mis amores,
la suavidad del timbre de tus trinos
y un recuerdo de todos mis antojos.
No meteré en ella mis dolores
pero sí los momentos que nos dimos
y el brillo colosal de aquellos ojos.
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