Perderé lo sufrido y tal vez las tinieblas
pero nunca tus ojos ni el romance de antaño.
Se caerá la hojarasca muy sutil en la niebla
y los lirios ansiosos surgirán en tus manos.
Tú tomaste mis sienes… restañaste la herida
y en mis noches más crueles encendiste tu faro.
Cuando brillen las hojas y se espese la hierba
surgirán las historias de mi amor obstinado.
Sí, amé la razón en la fausta espesura…
del aroma los bosques… del ardor un verano.
Que se esconda la alondra en el campo y su nido
y que brille la luna en el cielo tan calmo.
Tus palabras sin prisa armonizan tu boca
y tus labios esconden un aleve suspiro.
Es posible la noche y mi amor tan temprano
como el toque de queda de un silencio escondido.
Cuando cierras los ojos se me pierde un tesoro
y oscurece la noche con la fiel hojarasca.
Es fastuoso tu broche y es tan limpio tu orgullo
que tu piel se me antoja un secreto dormido.
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