Decidme por favor si estoy dormido
con los ojos abiertos en mi sueño.
Decidme por favor si soy el dueño
de aquella voz sutil…. de mi quejido.
Arropad mis hombros. El terciopelo
cubra entonces mi espalda adolorida
o las notas sentidas de mi lira
con la regia cascada de tu pelo.
Decidme por favor cuando fenezcan
los días en tu presencia efervescente
o cuando muera el sol inflorescente
y los astros de pronto se oscurezcan.
Guarde la noche del responso cierto
y cábala uniforme en el camino.
Si es tangible el tul de tu destino
en las dunas ardientes del desierto.
Decidme por favor cuando la vida
remarque la razón de tu existencia,
o brote de la nada tu presencia
en la hora final de mi partida.
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