|
Si me obsequias tus furtivas ansias
y en la copa de todos mis excesos
bebes mis tiernos y copiosos besos
cuando en tu lecho mi pasión escancias.
En el réquiem de aquellos mis amores
tu calidez porfiada me aprisiona,
es la tarde de luz que me emociona,
eres hada que vierte sus dolores.
Elíptica, como el amor sublime,
radiante como las dulces frondas
el ardoroso amor que siempre nombras
ni se mide ni se incauta ni reprime.
Eres responso de aves agoreras
la luz y sombra de pasadas noches,
rendida diapasón... ya sin reproches,
también la estancia y paz de mil fronteras.
La mística alborada de tus horas
es la dulzaina de canciones bellas,
cautivo beso con el cual tú sellas
mi corazón en donde siempre moras.
Tu nocturnal locura cautivante
es espacio de todas mis delicias
es juego ardiente hoy de cien caricias
y el silencio más fino de tu instante.
|
