Eres ave fugaz y cantadora
que llevas con cordial y suave acento
el timbre de tu voz y el sentimiento
del toque magistral que me enamora.
Eres paloma que al cantar decora
las singulares notas de su aliento,
matizando el sentir del sufrimiento
del paso magistral de cada hora.
Eres también feliz capullo herido
cuando dejas sentir con tu presencia
la limpia palidez de tu verano.
Arrópame por Dios en suave nido
y rompe tu mendaz indiferencia…
alienta mi pesar con suave mano.
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