Me duele el corazón y ya lo sabes,
se oprime por tu adiós y tu partida,
te llevas a un pedazo de mi vida,
se esfuma la alegría de mis tardes.
Te vas –hija querida- con mi nieto
en busca de deberes conyugales,
pero dejas sembrado en este huerto
amores y cariños abismales.
No tardes en volver a ésta tu casa,
donde tus horas niñas discurrieron;
regresa pronto pues la vida pasa,
no olvides los momentos que se fueron,
ni las bocas que prontas te besaron
ni lo mucho que todos te queremos.
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