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Fría y lluviosa tarde, de esas que tiñen
los poemas de gris, caen las gotas de
lluvia y se acrecienta la soledad del
alma, ¿Cómo disipar entre la lluvia el
camino cuando ésta ha borrado las
huellas? ¿A dónde he de ir?...
Puedo hallar en este desierto de soledad
un oasis y poder contemplar lo inmenso
del cielo y lo profundo del mar, verlos
a lo lejos y soñar, soñar que puedo
volar en el cielo y nadar en el mar
cubriéndome con su inmensidad...
Sigue cayendo la lluvia sin cesar, así
ahoga mi alma estas lágrimas por no
saber amar, cierro mis ojos y por el
sonido de las gotas al caer me dejo llevar
y como tonto vuelvo a soñar, desear
ser una gota que moja el suelo
y al caer, desaparecer...
Pero sería un deseo de cobarde,
para no enfrentar su realidad,
sólo estoy confundido por no saber amar,
por no hallar una salida, un poco de paz;
pasa la lluvia y en mi alma no ha logrado escampar,
sólo quería un poco de amor y felicidad...
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