Divina y santa Pastora
con tu infinita bondad
bendice a la humanidad
cada día, cada hora.
No nos olvides Señora
en los momentos más grises
cuando ciegos e infelices
el corazón sólo llora
olvidando agradecer
aun por esa situación
donde no ve el corazón,
y que nos hace aprender.
Tan cálida tu mirada,
nos abraza en el dolor;
¡pues será tu inmenso amor
la alegría más soñada!
|