Un día sin saber que iluminaba,
siendo fuente de rayos bendecidos,
convirtió mis apagados latidos
en un ser que en silencio se gestaba
Me cubrió con el manto que llevaba
por un tiempo en su esencia sin olvidos,
me arrulló con sus cantos conocidos;
era otra flor que en su patio sembraba.
Los olores a rosas, a mastrantos
dejaron su jardín con la fragancia
que enaltece a la madre en cada historia.
Y aun cultiva mi vieja con sus cantos
su jardín a pesar de la distancia
y del tiempo que toca la memoria