Que nunca falte tu sonrisa
arropando la noche oscura,
tus manos con sus caricias
y tus ojos de ternura;
que no falte esa dulzura
para los hijos delicias
pétalos de suave brisa
formados en tu corazón
como almohadas de ilusión
donde siempre nos apoyamos
y donde siempre encontramos
el más delicado calor
impregnándonos, cual bella flor,
con esa eterna fragancia
que desde antes de la infancia
nos arrulla con su amor.