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Por la calle de la amargura
la mirada de la Virgen
espejo de su alma pura
reflejando ese dolor indescriptible
se van llenando de lágrimas
al ver tanto sufrimiento
en su hijo amado
¡Cómo lo han maltratado!
¡Cómo lo han humillado!
¡Qué dolor! nadie imagina,
la de esta madre, que camina
detrás de su hijo bendito
sabiendo que desde el infinito
ya todo estaba anunciado,
pero siente su corazón desgarrado
Caminando hasta el Calvario
ya lo ve crucificado..
han taladrado sus pies y manos
y su divino costado...
El mundo no imaginaba
que la sangre que derramaba
estaría en el cáliz sagrado
y el hombre que la bebiera
sería bienaventurado
Virgen santa ¡qué dolor!
ese que sientes
al abrazar con todo tu amor
el cuerpo inerte
de tu hijo
nuestro Señor Jesucristo.
Ya regresa La Madre Santa
con las espinas lastimándole el alma
vacía lleva sus manos
ni el llanto calma
el dolor
que va lacerando su corazón...
cuando eleva su mirada al Creador
en señal de resignación...
Pero grita sus entrañas:
¡Ay, qué dolor!
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