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I
Quizás imaginamos
nos reciba una divina sonrisa
envuelta etéreamente del más cálido amor:
de un familiar muy cercano,
-padres, los hijos amados-
o de algún alma que nos abrigó con su calor
como la pareja o hasta una buena nodriza
que su afecto alguna vez nos haya dado
o de los abuelos no conocidos
pero de quienes hemos añorado su cariño;
o en el inolvidable abrazo de un padrino,
de amigos, de los hermanos
o de tantos niños que conocimos
y hasta de algún amor sutil
que nos rozara nuestra alma juvenil
tenuemente con sus alas
y que alguna vez recordamos.
Quizás así nos dicta el alma
será el encuentro con el más allá,
que nos espera una energía de amor
en un mundo hermoso y superior;
y así viven en nuestro recuerdo,
y se sienten en nuestro corazón
que muestra respeto
por ese mundo tan sagrado
a donde nos han precedido
nuestros seres amados.
II
Mientras tanto, siguiendo con la función terrenal
y en estos días, recordando a los difuntos
en alguna cálida región se participa juntos
decorando con adornos alusivos a esta fecha especial
para así continuar con esta tradición
Costumbre que ha quedado como legado,
rememoración cultural e histórica
que continuará en cada generación
sin protocolo ni retórica
vistiendo de humor lo místico
compartiendo con diversión
comidas y bebidas típicas
y epitafios humorísticos
que hacen desternillarse de risa
hasta al más serio mortal
y más allá de las creencias
suspersticiones o vivencias
se le da vida de manera especial
a una fecha singular.
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