Y un camino oscuro y solitario
quedaría ante la mirada
que iluminaba con sus faroles
humedecidos el campanario
que desde el alma
trataba de despertar
las ilusiones...
Pero éstas dormían el sueño eterno
sobre fríos almohadones de seda
donde reposaba también la esperanza
en el silencio sempiterno,
cuando la insensibilidad
derritió la sonrisa y el recuerdo
y en la lejanía se apagó
el aliento
que exhalaban las estrellas
cuando las nubes trataban
de bordar una alianza
en el infinito
cuando el alma evocaba
el amor sutil y bonito
que la eternidad congeló,
hálito que una vez vivió
en la humanidad...
Y llegó la oscuridad
escondida en la bruma
cubriendo todo el universo
lloraba la luna
la noche cantaba
tristemente los versos
que los dulces poetas trataban
de convertir
en luciérnagas ilusamente
para alumbrar el sentir
del mundo con el amor nuevamente
El tiempo pasa
deja su estela en la ruta
cada hilo un sendero...
Ilumina el tuyo con la sinceridad
con el amor y el respeto
con la luciérnaga diminuta
que llevas dentro
Porque hay demasiada obscuridad
y el camino eterno de la soledad
abraza todavía a las almas
en silencio.