La mar emocionada le dice al cielo
¿Quieres que desde hoy te acompañe?
¿Quieres ver como te quiero?
¿Quieres que con mi amor te bañe?
Puedes enviarme tus luceros
para que dance con mis olas,
así tendré tu reflejo
y tu calor a todas horas
El cielo muy silencioso,
aunque muy lleno de gozo,
no le quiere responder;
no quiere al mar demostrar su querer...
Sabe que es amor imposible
y del dolor tan terrible
que eso le causaría
cuando se de cuenta la mar
que jamás se alcanzarían
Ella ve su indiferencia y su furia le demuestra,
sus olas agita sin clemencia;
su orgullo herido se siente;
que arremete contra todo con tal fuerza.
¿Qué se cree el cielo? ¡arrogante!
¿Se cree tan importante?
Ahora ni que me suplique
que mis olas le acaricien o salpiquen,
no le daré mi frescura en las noches con ternura
y cuando quiera mirarme sentirá mi indiferencia
sólo verá la negrura de la bruma...su espesura
se arrepentirá de no amarme
El cielo muy tristemente y solícito en la noche, le ha encomendado a la luna:
háblale al mar, y dile que mi amor es infinito,
que sufro al no poderla alcanzar;
refléjate en ella
que te acompañen las estrellas
dile que para mí sólo existe ella,
que eternamente estaré aquí
contemplándola enamorado,
envidiando al colibrí
que el néctar jamás se le ha negado
como se me ha negado a mí.
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