Esa lluvia pertinaz
muchas veces me acompaña
se torna a veces voraz
¡cómo me daña!
Parece nunca acabar
erosionando el camino,
no permite regresar
ni se va por donde vino
No importa donde me meta
me inunda hasta la razón,
amenaza ser tormenta
y desolar mi corazón
Si aplacara su rudeza
y se fuera ese nubarrón,
se calmaría mi tristeza
tal vez, me sentiría mejor
Espero,
que cuando escampe aparezca
en toda la inmensidad,
un arco iris que ofrezca
esperanza y felicidad
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